Descripción
Queridos Clientes,
¡Descubre uno de los mejores espacios para reunirte con familiares y amigos en el centro de Belmonte! Con una decoración y un nombre que enfatiza la historia de la ciudad, esta propiedad es perfecta para quienes buscan un ambiente acogedor y agradable para disfrutar de un café, pastelería o comidas rápidas. Además, el espacio fue diseñado para personas con movilidad reducida y cuenta con mobiliario de terraza en una zona cubierta y descubierta de aproximadamente 55m². El espacio ideal para disfrutar en cualquier época del año.
Con almacén, 2 despensas, esta propiedad en planta baja es una oportunidad única para invertir en un espacio comercial en Belmonte. el pueblo te necesita a ti y a tus ideas.
En este encantador pueblo de Belmonte destacan los licores y mermeladas, el arroz con leche, las gachas de villancicos, el cabrito a la teja, las farófias, las sonses, las cavacas, las galletas de aceite, las sopas de agua de judías y, sobre todo, el vino.
Belmonte es un pueblo portugués del distrito de Castelo Branco, en la provincia de Beira Baixa, región Centro y subregión de Beiras y Serra da Estrela, con alrededor de 3500 habitantes.
Tiene la sede del Municipio de Belmonte con una superficie de 118,76 km² y 6.204 habitantes (2021), subdividido en 4 parroquias. El municipio está limitado al norte por el municipio de Guarda, al este por Sabugal, al suroeste por Fundão y al oeste por Covilhã de Portugal y se consideran algunas de las regiones portuguesas con descubrimientos marítimos portugueses. Entre las curiosidades que impregnan la historia de la localidad está el hecho de que en Belmonte nació el descubridor de Brasil en el siglo XV, el navegante Pedro Álvares Cabral.
Belmonte es un municipio casi tan antiguo como su Nacionalidad.
Comunidad judía
La comunidad de Belmonte alberga un hecho importante en la historia judía sefardí, relacionado con la resistencia de los judíos a la intolerancia religiosa en la Península Ibérica.
En el siglo XVI, durante la expulsión de los judíos de la Península Ibérica, y la reconquista de tierras españolas y portuguesas por los Reyes Católicos y por D. Manuel, se introdujo una ley que obligaba a los judíos portugueses a convertirse o abandonar el país. Muchos de ellos acabaron abandonando Portugal, por miedo a represalias de la Inquisición. Otros se convirtieron al cristianismo en términos oficiales, manteniendo su culto y tradiciones culturales dentro de la familia. Un tercer grupo de judíos, sin embargo, tomó una medida más extrema. Varios decidieron aislarse del mundo exterior, cortando el contacto con el resto del país y siguiendo al pie de la letra sus tradiciones. A estas personas se les llamaba marranos, en alusión a la prohibición ritual de comer carne de cerdo. Durante siglos, los marranos de Belmonte mantuvieron sus tradiciones judías casi intactas, convirtiéndose en un caso excepcional de comunidad criptojudía. Sólo en la década de 1970 la comunidad estableció contacto con los judíos de Israel y oficializó el judaísmo como religión de esta comunidad.
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